Pequeños cambios

¿Será cierto eso que dicen que cumplir metas, sueños, llegar al destino buscado, etc., depende de cada uno de nosotros?

Bueno, supongo que sí. Que no son solo palabras que forman una hermosa frase cargadas de buenas intenciones y recarga de energías para quien la lee. Lo que es seguro es que para lograr metas uno necesita, además de ganas, ayuditas, compañía, consejos, experiencias (de las buenas y de las malas) y palmaditas en la espalda. Entre otras tantas cosas. Y no olvidemos a aquellos personajes hostiles o detractores que nos rodean ni de esas trabas en las ruedas que ayudan a crecer, a subsanar errores y a hacernos más fuertes en cada paso.

No hay sueños pequeños o enormes, al menos eso creo yo. Porque siempre depende de quien sueñe.

Aunque, sí creo que hay que saber soñar. No se puede soñar con cualquier cosa y suponer que se puede cumplir semejante incoherencia. Y si aprendemos a hacerlo… no sé tampoco si todos son realizables o los hay realmente imposibles. 

La verdad es que no llego a ser tan conocedora de sueños, pero estoy convencida de que intentándolo con fuerza, con empeño y dedicación, tal vez, podamos conseguirlo. Y si no lo hacemos, seguramente, algo de enseñanza nos queda. Ese peldaño que subimos ya no lo vamos a bajar y desde ahí retomaremos el camino para volver a empezar.

Mi vida está, hoy por hoy, creada desde en un gran sueño de nuestro jefe de familia, nunca mejor dicho. Mi esposo nos dio una vida mejor cumpliendo un sueño que tuvo un día y que persiguió con esmero por diez años, nada menos… Por eso creo en los sueños, los posibles, los realizables, aunque se presenten difíciles. Esos que son «luchables» y vencibles…

Esta cantidad de palabras me sirve para anunciar que cumplo un sueño más, o una meta, suena más pequeño y más real, ¿cierto?

Quiero presentarles un nuevo sello (o como quieran llamarle).

Mejor me explico, así entienden lo que quiero decir…

Hace unos meses, desperté con una idea en la cabeza que me sorprendió por lo arriesgada. «Yo no escribo estas cosas», me dije, pero la idea se había plantado ahí y no se movía. Es más, crecía y jugaba con mi imaginación inventando escenas, personajes, diálogos… No me dejó en paz y ya estaba con la punta de los dedos picosas por ponerme a teclear.

El problema era mi mente: no me animaba, o no quería animarme, porque yo tengo una idea en mi cabeza de lo que busco en cada novela, y esta se escapaba un poco de los límites que me autoimpuse. Tenía, también, un segundo inconveniente: quería ser sincera con los lectores y que supiesen que lo que leerían sería un «toquecito» diferente, aunque sin perder mi estilo.

Me planteé mucho hacerme un nuevo seudónimo o dejar el mismo y concluí que esto último era lo más adecuado. Anduve un camino, corto o largo, pero mío, como para desperdiciarlo. Es por eso que solo voy a agregar un número que dice más que cualquier seudónimo, imagen o explicación.

Cuando vean el +18 agregado a mi nombre sabrán que el diablillo que habita en mí tecleó esta vez y no la «verdadera» Ivonne.

Las novelas con esa firma tendrán un condimento más picante, atrevido y carnal que romántico.

Les prometo que será caluroso leer estos libros. Intentaré sorprenderlos y entretenerlos en partes iguales. Además de avivar tus fantasías más…. (pon aquí la palabra que crean que va).

Sin más que agregar, hoy les presento a Ivonne Vivier +18

Nuevo logo +18


Por último… No me atrevo a dar consejos, no soy quién, pero… aun así, lo haré: Luchen por esos sueños difíciles pero posibles, no lo hagan sin descansar, pero sí sin abandonar. No saben qué bien se siente cuando se consiguen. Esas cosquillitas en el vientre, esa alegría indescriptible, ese suspiro eterno que hincha el pecho…sí, así justamente se siente.

Gracias por estar ahí, gente linda. Nos seguimos leyendo.

 No olviden darse una vueltita por mi página de autor de Amazon o alguna de mis redes sociales.

Deja un comentario